Molduras de Unicel la Casa de la Moldura
Su denominación proviene de una marca comercial registrada que, con el tiempo, se volvió genérica en el lenguaje cotidiano.
Este fenómeno es común en muchos países donde las marcas logran tal reconocimiento que su nombre se emplea para referirse al producto en general.
En este caso, Unicel fue una de las primeras empresas en comercializar el poliestireno expandido en el mercado mexicano, lo que llevó a que las personas asociaran el material con la marca, de la misma manera en que se usa «Kleenex» para los pañuelos desechables o «Resistol» para los adhesivos.
Su principal característica es la capacidad de contener aire en su interior, lo que lo hace un excelente aislante térmico y un material ideal para embalajes de productos frágiles.
Su uso se ha extendido a diversas industrias, incluyendo la alimentaria, donde se emplea para fabricar envases para alimentos calientes y fríos, como vasos, platos y charolas.
También se usa en la construcción para aislamiento y en la fabricación de objetos decorativos.
Aunque su popularidad es alta, también ha generado preocupación ambiental debido a su dificultad para biodegradarse, lo que ha impulsado la búsqueda de alternativas más ecológicas.
Se estima que una pieza de poliestireno expandido puede tardar cientos de años en degradarse, lo que ha llevado a que muchas ciudades y países busquen regular su uso.
En México, algunos estados han implementado prohibiciones parciales o totales para su uso en envases desechables, promoviendo alternativas biodegradables como el bagazo de caña o materiales compostables.
Además, se han desarrollado tecnologías para reciclar el unicel y reutilizarlo en la fabricación de otros productos, aunque su implementación sigue siendo limitada debido a la falta de infraestructura adecuada.
Muchas empresas están explorando alternativas más ecológicas, y algunas han comenzado a producir versiones de poliestireno expandido que pueden ser recicladas de manera más eficiente.
Asimismo, las regulaciones gubernamentales continúan evolucionando para reducir el impacto ambiental del material, lo que podría llevar a una disminución en su uso en productos de un solo uso.
La transición hacia materiales más amigables con el medio ambiente es un desafío, pero también una oportunidad para la innovación en la industria del embalaje y la construcción en México.